Principio de funcionamiento
El fluido a refrigerar (generalmente agua o agua glicolada) es circulado a través de los tubos de la batería de intercambio, sin que exista contacto directo con el ambiente exterior, consiguiendo así preservar el fluido del circuito primario de cualquier suciedad o contaminación.
El calor se transmite desde el fluido, a través de las paredes de los tubos, hacia el agua que es continuamente rociada sobre la batería. El ventilador, situado en la parte inferior de la torre, empuja el aire a contracorriente del agua , evaporando una pequeña cantidad de la misma, absorbiendo así el calor latente de evaporación y descargándolo en la atmósfera.
El resto del agua es recirculada mediante una bomba que impulsa el agua desde la bandeja hasta los pulverizadores (circuitos secundarios). Una pequeña cantidad de calor es transmitida al aire exterior por convección, como si se tratara de un aerorefrigerante.
Asimismo, en aquellos casos en los que por las condiciones ambientales o la dureza del agua pierdan rendimiento, las baterías permiten incluso ser extraídas, decapadas y regalvanizadas con facilidad.